Anécdotas y apoyo a Embajadur del sobrino del ídolo ‘Lolo’ Fernández: “Estamos en el mismo carro”

José ‘Lolín’ no necesita enseñarte el documento para confirmar que es un Fernández. Se le puede ver en la cara, con esos rasgos particulares tan fuertes en el ADN. O en los cañonazos de su patada, que mostró en las divisiones menores de Universitario y aseguran que es de familia. Hasta en la amabilidad, cualidad que todos los hinchas cremas conocemos en las anécdotas sobre su tío, el legendario ‘Lolo’ Fernández.

‘Lolín’, como lo llama todo el mundo, heredó el apelativo de su padre, Tomás Eduardo Fernández Meyzán, quien a su vez fue apodado así por ser parte de la dinastía encabezada por el mítico Teodoro.

Como no podía ser de otra manera, José, de 48 años, lleva a la U en la sangre y está preocupado por la actualidad del Club.

“Tengo el orgullo de haber vestido esta hermosa piel, el mejor equipo del país, duela a quien le duela”, destacó. En las divisiones menores, fue compañero de jugadores como José Pereda o Alfredo Carmona, y vio de cerca a otros como Roberto Martínez o José del Solar. Sin embargo, se quedó con ganas de debutar en primera, llegando solo a salir de suplente y jugando en las reservas, para luego recalar en otros equipos. Lo más llamativo era su fuerte patada y fue inevitable escapar a las comparaciones, algo que a su padre nunca le gustó.

José “Lolín”, con el número 7, en un partido de la reserva de 1992, junto a compañeros como Ricardo Besada, Francesco Manassero y el arquero Carlos Marrou

Los recuerdos sobre su padre, a quien no llegó a ver jugar, rápidamente se centran en un partido. Un clásico, nada menos, en el que anotó seis goles a Alianza Lima. Récord histórico impuesto desde 1946 hasta hoy, y quizá imposible de batir.

“Le anularon un séptimo, pero él ya no quería meter más, porque el arquero era su amigo del trabajo en la Aduana”, relató José. Arturo Fernández, su hermano y entonces director técnico del equipo, le recriminó fuertemente por no haber buscado más anotaciones. Los recortes de prensa de aquella época muestran que Teódulo Legario, guardamenta blanquiazul, declaró: “Los disparos de Lolín quemaban, ya no podía aguantar más”. Eran tiempos distintos: después del partido, el goleador fue a tomar unos tragos justamente a La Victoria. Aunque algunos hinchas quisieron enfrentarlo, dirigentes aliancistas salieron en su defensa: “Nos ganó y punto, ya terminó”.

Recorte de Todo SPORT

José cuenta que de chico no tomaba real dimensión de la idolatría por su tío y la ovación que generaba su padre. Eran simplemente su familia. Lo que sí tiene grabado es el amor que existía entre ellos, un vínculo muy fuerte, pese a que tenían personalidades muy distintas. “Mi viejo fue bohemio, le sacó ocho días a la semana. Una gran persona, pero con problemas con los tragos. Más bueno que el pan. A mi tío, en cambio, no le gustaba tomar, absolutamente nada. Se tenían mucho amor, pendientes de que no les falte nada. Lolín era la adoración de mi tío, y él fue su guía, jugaron juntos”.

Sobre la personalidad de Lolo, no tiene más que elogios. “Un caballero, no se quejaba de nada. Pacífico, sin problemas, ayudaba a quien podía”. En su adolescencia, que eran los últimos años del ídolo, recuerda que a veces lo llevaban a los entrenamientos para que se disipara y se entretenga. “La gente le besaba la mano, aunque el mantenía la humildad. Nunca he visto tanta pasión por un ser humano, que es de carne y hueso”.

(Lolo, Arturo y Lolín Fernández)

Entre sus memorias más atesoradas está haber cargado el cajón de Lolo en el multitudinario sepelio en 1996. “Tengo el honor de haberlo cargado desde el Estadio Nacional hasta la avenida Petit Thouars. Luego vino Lucho Cruzado y me dijo ‘sobrino, déjame cargarlo’. No se podía ni caminar, parecía una procesión. La gente llorando y llorando. Se abrazaban al cajón, nunca vi tanto fervor”.

La voz también se entrecorta cuando habla de su padre, quien falleció hace casi 20 años. “Le agradezco a la vida haber visto una relación de hermanos tan linda, de haber nacido en una hermosa familia, con grandes valores”, añadió. Eso sí, el parecido lo lleva en la piel. El año pasado, cuando fue al Monumental para un partido de Copa Libertadores, desconocidos lo reconocían como un Fernández. Pero aclara que nunca ha vivido del apellido ni ha intentado sacar provecho de él.

Es por eso que también se indigna cuando ve cómo personas usan al Club para enriquecer sus bolsillos.

“La U no se merece esta crisis, con tanto crack que pasó por allí, con tantos millones de hinchas. Cómo va a estar en riesgo de desaparecer una institución así de grande, pero es una mina de oro para quien intenta apropiarse de ella”, reflexionó.

Sobre la campaña de Embajadur Crema, que ya reunió más de un millón y medio de soles y pagó la deuda a cerca de 100 ex trabajadores, comentó: “Hay que lucharla. Si no seguimos, no vamos a lograr nada. Están trabajando con gente seria que quiere a la U, que la siente, y eso es para aplaudir, porque todo es a pulmón”. En contraste, lamentó que los administradores no suelen estar identificados y solo les interesa cobrar a fin de mes.

“Lo que me interesa es que la U salga de la crisis. Estamos en el mismo carro, ¡vamos para adelante!”, arengó. También, saludó a los líderes del proyecto, con buenas palabras para Rainer y Miguel Torres, de quien tiene mayores referencias. “Lo hacen como hinchas y eso no tiene precio. Estamos hablando de recuperar a la U”.

Aunque la mente esté puesta en la crisis por la deuda, faltan solo tres años para el Centenario y José se permite soñar. “Ojalá se acuerden de los Fernández. Sentir allí el calor humano debe ser algo muy especial”.

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